viernes, 20 de octubre de 2017

LARA ROBLES EN ISLA MAURICIO

Lara Robles, alumna nuestra de Ciclos Formativos de Turismo hasta hace muy poco, ha emprendido una maravillosa aventura vital y laboral. Le hemos pedido que comparta con nosotros esta experiencia y el resultado es el texto y las fotos que reproducimos a continuación. ¡Muchísimas gracias, Lara!

MI EXPERIENCIA EN ISLA MAURICIOMe presento: me llamo Lara Robles, tengo 23 años y soy Técnico Superior en Guía, Información y Asistencia turística y en Agencias de Viajes y Gestión de Eventos; y me gustaría compartir con otros estudiantes la que está siendo, hasta ahora, la mejor experiencia de mi vida.
Quien me conoce sabe que llevo en la sangre la pasión por visitar cualquier rincón del mundo, por muy recóndito o remoto que sea, así como conocer la historia y forma de vida de dicho lugar. También, desde hace muchos años quería irme a vivir una temporada al extranjero (¡si no que les pregunten a mis profesores de los ciclos formativos!) y como quien la sigue la consigue, después de mucho investigar encontré una agencia que me ofrecía prácticas laborales en algún lugar del mundo.
De entre todos los destinos que me ofrecían, elegí venirme a Isla Mauricio. Principalmente porque el objetivo de estas prácticas es formarme de cara al futuro y así ir consiguiendo la experiencia que me permitirá diferenciarme de mi amplia competencia en el sector turístico, y qué mejor lugar para hacer unas prácticas de turismo que en una isla donde la demanda turística crece por segundos. Y por otro lado el idioma, ya que aquí se habla inglés y francés e iba a poder practicar y mejorar los dos al mismo tiempo. Bueno y ahora la razón de verdad, me dieron a elegir entre pasar el invierno en alguna preciosa (y fría) ciudad de Europa o continuar viviendo en verano durante 6 meses más en una isla perdida en el océano índico… et voilà.
Y finalmente después de meses de preparación y papeleo, llegó el día de coger el vuelo que me traería aquí. Ese día sentía tantas cosas que podía gritar de emoción al mismo tiempo que me invadía la incertidumbre. Y finalmente aterricé en Mauricio rebosante de alegría. Al principio todo era nuevo, llegué a un país con una cultura completamente diferente, donde el cristianismo, el hinduismo y el islam están mezclados, donde junto a un hotel de súper lujo encuentras una casita con tejado de chapa, pero donde todo el mundo te dice buenos días y está dispuesto a ayudarte si tienes algún problema.
Ahora llevo aquí un mes –que se ha pasado volando- y puedo decir que no ha habido ni un solo día de estos 30 en el que no me haya despertado pensando “SOY TREMENDAMENTE FELIZ”. Estoy encantada con mis amigos, mi trabajo, mi casa, la gente local, los idiomas, los paisajes con vegetación abundante, los miles de tonos de azul que se aprecian en el mar…
Sin duda lo mejor de todo es que desde el primer día conoces y vives con otros estudiantes de cualquier parte del mundo, que están aquí en la misma situación que tú, y juntos creáis una familia multicultural (en mi caso esta familia está compuesta por España, Francia, Holanda, Dinamarca, Uganda y Rusia, de momento). Todos los fines de semana planeamos algo, alquilamos un coche y nos vamos juntos a disfrutar de esta isla; ya sea escalando una montaña, tumbándonos en una playa de ensueño, haciendo una excursión en catamarán a una isla cercana, paseando por una ciudad, comprando frutas y verduras en el mercado, tirándonos de una tirolina, cruzando un puente nepalí, haciendo parasailing, bañándonos en cascadas, alimentando tortugas, nadando con delfines salvajes y otras mil experiencias que tengo pendientes.
Respecto al trabajo, estoy haciendo las prácticas en una compañía de alquileres vacacionales de lujo como Reservation and Sales Clerk, en las que tengo contacto con los clientes desde el momento en el que hacen la reserva e incluso me reúno con ellos a su llegada y estoy encantada. Además, en la oficina se habla francés y con mis amigos me comunico todo el tiempo en inglés, lo cual es perfecto.
Lo que más me sorprende es que lo que al principio era un mundo ahora forma parte de mi estilo de vida. Aquí las cucarachas vuelan, hay arañas por todas partes, los murciélagos (zorros voladores) miden más de medio metro, me ducho con agua fría, la señal Wi-Fi es casi inexistente, las calles no tienen acera, tengo una hornilla de gas, llueve de vez en cuando, la comida es súper picante y los autobuses… ¡madre mía los autobuses! Pero esta es la esencia de Mauricio y no cambiaría nada en absoluto.
Y claro que echo de menos a mi familia, mi pareja, mis amigos… pero por suerte han sido ellos quienes me han empujado a venir aquí y quienes hacen que a 10.000 km de distancia me siga sintiendo como en casa. Por suerte ahora tenemos WhatsApp y Skype y no tenemos que estar semanas esperando una carta como antiguamente.
Así que espero haber animado y seguiré animando a todo el mundo a vivir algo así. No hace falta que seas estudiante de turismo ni que vengas a Isla Mauricio (puedes elegir los preciosos países fríos de Europa). Experiencias como esta se pueden disfrutar en cualquier parte del mundo, con cualquier edad, solo o con algún amigo, soltero o con pareja, durante 2 semanas o 1 año… Pero hay que vivirlo al menos una vez en la vida porque te llevas esa experiencia para siempre.


















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