LARA ROBLES EN ISLA MAURICIO

Lara Robles, alumna nuestra de Ciclos Formativos de Turismo hasta hace muy poco, ha emprendido una maravillosa aventura vital y laboral. Le hemos pedido que comparta con nosotros esta experiencia y el resultado es el texto y las fotos que reproducimos a continuación. ¡Muchísimas gracias, Lara!
MI
EXPERIENCIA EN ISLA MAURICIOMe
presento: me llamo Lara Robles, tengo 23 años y soy Técnico
Superior en Guía, Información y Asistencia turística y en Agencias
de Viajes y Gestión de Eventos; y me gustaría compartir con otros
estudiantes la que está siendo, hasta ahora, la mejor experiencia de
mi vida.
Quien
me conoce sabe que llevo en la sangre la pasión por visitar
cualquier rincón del mundo, por muy recóndito o remoto que sea, así
como conocer la historia y forma de vida de dicho lugar. También,
desde hace muchos años quería irme a vivir una temporada al
extranjero (¡si no que les pregunten a mis profesores de los ciclos
formativos!) y como quien la sigue la consigue, después de mucho
investigar encontré una agencia que me ofrecía prácticas laborales
en algún lugar del mundo.
De
entre todos los destinos que me ofrecían, elegí venirme a Isla
Mauricio. Principalmente porque el objetivo de estas prácticas es
formarme de cara al futuro y así ir consiguiendo la experiencia que
me permitirá diferenciarme de mi amplia competencia en el sector
turístico, y qué mejor lugar para hacer unas prácticas de turismo
que en una isla donde la demanda turística crece por segundos. Y por
otro lado el idioma, ya que aquí se habla inglés y francés e iba a
poder practicar y mejorar los dos al mismo tiempo. Bueno y ahora la
razón de verdad, me dieron a elegir entre pasar el invierno en
alguna preciosa (y fría) ciudad de Europa o continuar viviendo en
verano durante 6 meses más en una isla perdida en el océano índico…
et voilà.
Y
finalmente después de meses de preparación y papeleo, llegó el día
de coger el vuelo que me traería aquí. Ese día sentía tantas
cosas que podía gritar de emoción al mismo tiempo que me invadía
la incertidumbre. Y finalmente aterricé en Mauricio rebosante de
alegría. Al principio todo era nuevo, llegué a un país con una
cultura completamente diferente, donde el cristianismo, el hinduismo
y el islam están mezclados, donde junto a un hotel de súper lujo
encuentras una casita con tejado de chapa, pero donde todo el mundo
te dice buenos días y está dispuesto a ayudarte si tienes algún
problema.
Ahora
llevo aquí un mes –que se ha pasado volando- y puedo decir que no
ha habido ni un solo día de estos 30 en el que no me haya despertado
pensando “SOY TREMENDAMENTE FELIZ”. Estoy encantada con mis
amigos, mi trabajo, mi casa, la gente local, los idiomas, los
paisajes con vegetación abundante, los miles de tonos de azul que se
aprecian en el mar…
Sin
duda lo mejor de todo es que desde el primer día conoces y vives con
otros estudiantes de cualquier parte del mundo, que están aquí en
la misma situación que tú, y juntos creáis una familia
multicultural (en mi caso esta familia está compuesta por España,
Francia, Holanda, Dinamarca, Uganda y Rusia, de momento). Todos los
fines de semana planeamos algo, alquilamos un coche y nos vamos
juntos a disfrutar de esta isla; ya sea escalando una montaña,
tumbándonos en una playa de ensueño, haciendo una excursión en
catamarán a una isla cercana, paseando por una ciudad, comprando
frutas y verduras en el mercado, tirándonos de una tirolina,
cruzando un puente nepalí, haciendo parasailing, bañándonos en
cascadas, alimentando tortugas, nadando con delfines salvajes y otras
mil experiencias que tengo pendientes.
Respecto
al trabajo, estoy haciendo las prácticas en una compañía de
alquileres vacacionales de lujo como Reservation and Sales Clerk,
en las que tengo contacto con los clientes desde el momento en el que
hacen la reserva e incluso me reúno con ellos a su llegada y estoy
encantada. Además, en la oficina se habla francés y con mis amigos
me comunico todo el tiempo en inglés, lo cual es perfecto.
Lo
que más me sorprende es que lo que al principio era un mundo ahora
forma parte de mi estilo de vida. Aquí las cucarachas vuelan, hay
arañas por todas partes, los murciélagos (zorros voladores) miden
más de medio metro, me ducho con agua fría, la señal Wi-Fi es casi
inexistente, las calles no tienen acera, tengo una hornilla de gas,
llueve de vez en cuando, la comida es súper picante y los autobuses…
¡madre mía los autobuses! Pero esta es la esencia de Mauricio y no
cambiaría nada en absoluto.
Y
claro que echo de menos a mi familia, mi pareja, mis amigos… pero
por suerte han sido ellos quienes me han empujado a venir aquí y
quienes hacen que a 10.000 km de distancia me siga sintiendo como en
casa. Por suerte ahora tenemos WhatsApp y Skype y no tenemos que
estar semanas esperando una carta como antiguamente.
Así
que espero haber animado y seguiré animando a todo el mundo a vivir
algo así. No hace falta que seas estudiante de turismo ni que vengas
a Isla Mauricio (puedes elegir los preciosos países fríos de
Europa). Experiencias como esta se pueden disfrutar en cualquier
parte del mundo, con cualquier edad, solo o con algún amigo, soltero
o con pareja, durante 2 semanas o 1 año… Pero hay que vivirlo al
menos una vez en la vida porque te llevas esa experiencia para
siempre.













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